Perrito de las praderas
En el corazón de las grandes praderas de Norteamérica, donde el viento alguna vez corría sin obstáculos entre los altos pastos vive un pequeño roedor tan enérgico como carismático,el perrito de las praderas (Cynomys ludovicianus). Este curioso animal ha sido por generaciones parte esencial del equilibrio natural de estas tierras, sin embargo, su mundo ha cambiado. Hoy, el hogar del perrito de las praderas se encuentra fragmentado. La expansión de ciudades, la agricultura intensiva y la construcción de caminos han ido poco a poco reduciendo su espacio vital. Muchas de sus colonias han sido abandonadas, dejando atrás colonias vacías. Cada avance humano representa una pradera menos y con ello, una pérdida silenciosa para el ecosistema. Aunque su nombre pueda confundir a más de uno, no se trata de un perro, sino de un roedor emparentado con las ardillas. Su alimentación está compuesta principalmente de hierbas, raíces, semillas y ocasionalmente algunos insectos. Gracias a esta dieta rica en fibra se mantienen activos y siempre alerta. No por nada pueden alcanzar hasta 56 km/h cuando perciben un peligro cercano, escapando velozmente hacia sus madrigueras. Su tamaño modesto entre 800 gramos y 1.4 kilogramos contrasta con el impacto que tienen en el ambiente. Uno de sus aspectos más sorprendentes es su estructura social ya que viven en comunidades organizadas conocidas como "ciudades" que pueden extenderse por grandes extensiones de terreno donde dentro de estas ciudades se agrupan en familias que colaboran para vigilar, cuidar a las crías y mantener sus hogares subterráneos. En primavera, especialmente entre abril y mayo, inicia la temporada de nacimientos. Las hembras tienen un periodo de gestación de aproximadamente un mes y dan a luz entre cuatro y cinco crías por camada, aunque este número puede variar según la disponibilidad de alimento. Las crías nacen frágiles y ciegas, y no abren los ojos hasta después de unas semana y al poco tiempo ya se les puede ver explorando, jugando y aprendiendo a vivir en comunidad. En México, el perrito de las praderas se encuentra principalmente en los estados de Chihuahua, Coahuila y algunas zonas de Sonora. Lamentablemente, su situación no es la mejor. Factores como la fragmentación del hábitat, el uso indiscriminado de pesticidas, la caza y la expansión ganadera han puesto en riesgo a esta especie. Actualmente está considerada como una especie amenazada en el país. A pesar de los retos, hay esfuerzos en marcha, de igual manera diversas organizaciones trabajan activamente para restaurar praderas, reintroducir colonias y promover su conservación y no es solo por ello, porque detrás de su mirada curiosa y su pequeño tamaño,hay un gran rol que no podemos darnos el lujo de ignorar. Su historia aún puede cambiar y está en nuestras manos que así sea
